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Ecologistas en Acción de Cádiz vuelve a resaltar la insolvencia de los galardones «Banderas Azules»

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De nuevo debemos salir al paso de la publicación del informe de «Banderas Azules» de este año por no reunir los requisitos mínimos de rigor, solvencia e independencia. Se trata de galardones fraudulentos enfocados meramente a resaltar el reclamo turístico de las playas elegidas.

Esta concesión se creó en 1985 para certificar puertos deportivos en Francia y se amplió en 1987 a playas y puertos de toda Europa, con la subvención de la Comisión Europea. Adeac (Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor) es la asociación que gestiona las banderas en España, pero nadie fuera de nuestro país da un valor especial a estas banderas, porque no es un sello que un turista asocie a excelencia. Las banderas azules hace tiempo que no tienen ningún aval técnico, ni científico, ni administrativo de la UE; son promovidas por un conjunto de asociaciones privadas ligadas a las empresas turísticas, aunque cuenten con la complicidad de gobiernos autonómicos y locales. Las analíticas de la Consejería de Salud en las que se basan estos pseudogalardones solo identifican microorganismos fecales y aspecto visual, sin caracterizar otras sustancias peligrosas como hidrocarburos y metales pesados. El impacto del cambio climático y su efecto erosivo en las playas es ignorado.

Se trata de «galardones» que carecen de cualquier credibilidad, se basan en meros aspectos turísticos, no realizan inspección rigurosa alguna y no evalúan con rigor el estado medioambiental de las playas.

Los premios de «Banderas Azules» solo indican la existencia de servicios para los bañistas, pero no reconocen una verdadera gestión ambiental y conservación de estos frágiles sistemas costeros. Este tipo de premios no deben exhibirse como ecoetiquetas, sino como meros distintivos de calidad de servicios ofrecidos a los bañistas en playas artificiales y urbanas, que últimamente se extienden a puertos deportivos y embarcaciones turísticas.

Como ejemplo de incoherencia y falta de rigor en esta concesión, este año, al igual que en 2022, hay playas gaditanas con banderas azules que no debieran exhibir este galardón:

  • La Costilla, en Rota, sufre vertidos puntuales, y sobre todo en la playa de Rompidillo-Chorrillo. La Costilla alberga chiringuitos playeros en el mismo cordón dunar.
  • Fuentebravía, en El Puerto de Santa María, por haber construido edificaciones en la misma playa y tenerse que alimentar de arena de forma artificial. Esta playa estuvo cerrada hace tres años por contaminación de aguas fecales.
  • La Barrosa, en Chiclana, por el desparrame urbanístico que arrastra este municipio.
  • El Palmar, en Vejer, atestado de urbanizaciones ilegales, sin depuración alguna y con la construcción de un beach club Valhalla ilegal y contrario a la Ley de Costas, al estar en la zona de Servidumbre de Protección del Dominio Público Marítimo Terrestre.
  • Getares, en Algeciras, porque sufre una crónica pérdida de arena, siendo realimentada artificialmente, además de sufrir vertidos cuando los bombeos no funcionan.
  • Las playas de San Roque, Alcaidesa-El Faro y Cala Sardina, con valores ecológicos notables, están siendo invadidas por aparcamientos y chiringuitos, desnaturalizándolas sin remedio.

Emplazamos a los municipios litorales a que no pierdan el tiempo (y el dinero) persiguiendo estos falsos galardones y se afanen en hacer frente a los dos máximos desafíos para nuestras playas:

Ofrecer soluciones a la subida del nivel del mar y demás consecuencias indeseables del cambio climático, y depurar íntegramente todas las aguas residuales que van a parar al mar.

PLAYAS AZULES LITORAL DE CÁDIZ, 2023

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